jueves, 25 de julio de 2013

De vez en cuando.

De vez en cuando pasa algo que hace que nos unamos cada vez un poquito más.
Ayer sobre las nueve menos cuarto de la noche, sucedía un trágico accidente de tren, a pocos kilómetros de llegar a la estación de Ferrol.


El primer accidente de un tren de alta velocidad
Los 218 pasajeros subían al tren Alvia en la estación de Chamartín, en Madrid, con la esperanza, la ilusión de un viaje tranquilo, un viaje para ver a sus familiares, amigos, algún acontecimiento importante, celebrar el día de Galicia... Todos subían con un propósito. Lo que no sabían era que sería, para muchos, su último viaje.
Una curva, 190km/h y un segundo.
Un segundo que lo cambia todo, y lo cambia para siempre.
 Eso fue suficiente para cobrarse la vida de 80 personas y dejar heridos a 138, algunos de máxima gravedad y estado crítico.
En la curva se debía pasar a tan solo 80km/h, y esa velocidad fue superada con creces. La primera hipótesis que se baraja sobre las causas del siniestro es el exceso de velocidad. Los maquinistas, que salieron ilesos y ayudaron a los rescates reconocieron el exceso de velocidad que llevaba el convoy.
Yo no me atrevo a señalar a nadie y decir que ha sido su culpa.
Lo más cómodo sería decir que toda la responsabilidad y culpa la tienen ellos, pero para que una tragedia de este volumen se produzca hacen falta una serie de sucesos encadenados que se lleven a cabo para que ocurra. Habrá que esperar a que presten declaración (uno de ellos ya está detenido) y se haga un juicio con las pruebas.
Habrá tenido algún fallo, lo que sea, pero no creo que nunca hubiera deseado matar a esas personas.
Cuando oyes una cosa así no quieres ni creerlo. Suena tan horrible, que ni si quiera eres consciente de lo que lees, oyes y ves en los medios de comunicación.
Testigos, testimonios, fotografías y vídeos que te ponen la piel de gallina.
Y es ahí, en medio del caos, la confusión, el dolor, la muerte... Ahí es en donde los peores momentos se demuestra lo mejor de cada uno.
Vecinos, bomberos que levantan su huelga, médicos en paro que fueron a ayudar y muchísimos voluntarios.
Esa es la solidaridad de España y sus españoles.
Cuando pidieron donaciones de sangre los hospitales se vieron desbordados, y gracias a eso, se ha podido ayudar a todas esas personas inocentes, que subieron a un tren, ajenas al futuro caprichoso.
Accidente en Santiago: el Alvia podría circular al doble de la velocidad permitida
Y gracias a toda esa gente que le echó valor y entraron a los amasijos de hierro que quedaba de los vagones a sacar cuerpos. Esos son los verdaderos héroes.
Y por supuesto, vergonzoso el fallo en el comunicado de Rajoy.
En estos momentos, 36 personas de las que 4 son niños siguen hospitalizadas en estado crítico, espero que las víctimas no vayan en aumento.
Y se han identificado 67 de las 80 personas fallecidas. 26 familias se han llevado hasta ahora sus cuerpos. La red de asistencia instalada en el centro para familiares ofrece apoyo psicológico. Aunque no entiendo qué le vas a decir a una persona que acaba de perder a sus familiares en un accidente trágico, cómo vas a decírselo y qué palabras vas a usar. Todo esto es tremendo. Parece impensable. Demasiado horrible, terrible y espantoso para ser cierto. Pero lo es.
En las redes sociales, estallaron los hastags de apoyo:
Además, desde las 20:00 a las 20:05 de esta noche, se ha hecho un homenaje a las víctimas, sin twitear nada en esos cinco minutos y los mensajes de apoyo no han cesado desde ayer.
Aunque no hay palabras que calmen ni que consuelen tanto dolor.
Y pensar que hay gente, cada día quejándose por tonterías, niñeces y estupideces cuando las cosas pasan, y pasan así, sin más. Hay que dejar de tener la cabeza llena de pájaros y pensar en lo que de verdad importa.
Di lo que tengas que decir, haz lo que tengas que hacer y nunca te arrepientas de nada. Porque puede que nunca vuelvas a tener la oportunidad de decirlo o de hacerlo. Hazles saber a las personas que quieres que son importantes para ti, porque si algo es lo que enseña estas tragedias, es que le puede tocar a cualquiera, podíamos haber estado ahí nosotros. 
Y como yo digo siempre: CADA DÍA CUENTA.
Es inevitable pensar en otros sucesos de este estilo y atentados, como el 11-S, 11-M, el hundimiento del Titanic o el accidente de avión que ocurrió aquí en España hace unos cuantos años.
Como he dicho antes, hay algo asombroso que ocurre en estas tragedias que hacen que nos unamos más unos a otros, sin importar nada más.  Hace que no podamos dejar de ver la información, y nos estremecemos con los hechos. Porque sentimos que formamos parte de ello y cada vez que pasa algo así, sentimos que también es nuestro dolor, y lo es. 
Estas palabras de poco serán de ayuda y para nada servirán, pero este es mi pequeño mensaje de apoyo a todas las familias y amigos de las víctimas. Porque no solo son 80 fallecidos, son 80 familias. Y que, descansen en paz. 
Mientras escuchamos las gaitas a lo lejos, nunca olvidaremos este día que tiñó de tristeza la fiesta de Galicia. 
http://www.rtve.es/noticias/accidente-tren-santiago/fotografias.shtml Estas fotografías hacen que te rompas por dentro. 
Hoy todos somos y estamos con Galicia. Ánimo.