Ya seas: niño, niña, adulto , viejo o joven; pero lo que no puedes negar es que has perdido algo alguna vez.
Puede que fuera tu objeto más preciado: un libro, un juguete, un móvil, un collar...
Yo he perdido cantidad de cosas así, pero pocas he recuperado. Una de ellas, y la que más siento, ha sido la más reciente: mi collar de la luna.
Lo encontré en unas vacaciones, en un hotel de Almuñecar. Debajo de una cama , y ha sido una inspiración para mis libros. La he llevado siempre conmigo, hasta hace un par de días.
Cuando me ponía la camisa, observé que a mi cuello le pasaba algo: había desaparecido mi collar.
Busqué como loca por todos los lados, en la cama, en el pijama... incluso en el instituto, pero no había ni rastro de ella.
Y es que hay que pensar todas las vueltas que habrá dado ya la luna. Y la cantidad de pies que patean el instituto al día, la cantidad de giros que da el autobus... y te desánimas.
Es una cosa que tienes y pierdes.
Pero siempre tendrás esa duda: ¿De quién sería?¿Cómo llegó a parar a mis manos?¿Porqué tubo que perderse?¿Dónde y cuándo?
Preguntas incontestables, tan solo con posibles historias que creas posibles.
Puede que hayas derramado alguna que otra lágrima, puede que hayas buscado, puede que te desanimes, pero ese objeto...ya no vuelte a ti; porque en la vida se pierden demasiadas cosas. Y no puedes hacer nada para remediarlo.
Lo mismo ahora lo tiene otra persona y se hace las mismas preguntas que tú.
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