Cajas, cajas, bolsas y bolsas , llenaron los pasillos y habitaciones de uno de mis rincones favoritos en este cruel y despiadado mundo: el piso de mis abuelos maternos.
Temblorosa iba mi mano cuando escribía en el dorso de las cajas: QUEMAR.
No sé cuántas veces pondría esa horrible palabra, pero me consolé, con que no podríamos guardar todas las cosas existentes en una casa dentro de otra... Así pues, debíamos de seleccionar tan solo las mejores cosas.
Todo estaba lleno de recuerdos, primero fui a mi habitacion favorita: la salita. Pintadas de amarilla estaban las paredes , los sillones a juego, y la mesa camilla con el brasero que estaban en frente del mueble donde se encontraba la televisión, hicieron sentirme nostalgica y dolorosamente culpable por lo que estaba haciendo.
Abrí las puertas y cajones, tiré miles de dibujo, revistas...
Cuando llegué al rincón de mis juguetes, mis ojos se llenaron de lágrimas, aquellas muñecas y aquellos juguetes, que me habían acompañado toda la vida, estaban allí, intactos, sonrientes...
Me recordó a la película Toy Story 3, en la escena en que Andy, tiene que elegir y seleccionar sus juguetes.


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