Será mejor que empiece por el principio:
LA PIRAGUA Y ANGELINES
Un día de estos, mi padre y yo decidimos alquilar una piragua durante media hora, en la playa.
A todo esto, le indicamos a mi madre que mire hacia el mar que nos verá, cosa que no hace, pues coge el teléfono y llama a mi abuelo.
Mi padre que casi se deja los pies en la arena, llega dando saltos con dos remos.
Me subí a la piragua, después él y tengo que decir que casi se unde.
La cuatro primeras veces era muy divertido pasar por delante de mi madre , gritar: ¡angelines! y que ella no se enterará, pero al cabo de una séptima vez... cansa.
Así pues, nuestra media hora transcurrió entre portugueses y andaluces que nos ayudaban gritando su nombre.
Pero parecía aislada del mundo, eran solo ella y el teléfono.
Cuando por fin se da cuenta, a la octava vez, solo saluda, con lo cual mi padre pilló un cabreo...
Toda la gente ya se a enterado de quien es Angelines, ¿y tu? jaja.
¿SE LE A CAÍDO UNA MUELA , SEÑORA?
Como mi hermano no para, se le llevó una ola por delante, con un grito de mi madre, su chicle se cayó.
Una pareja de andaluces que andaba por allí , se acercó y preguntó:
_¿Señora , se le ha caído una muela del zuzto?
EL POTITO DE ARROZ CON BOGABANTE
Esta fue una historia contada por mi padre mientras estaba en una farmacia:
Había un niño de 6 años que iba acompañado de su hermano en el carrito, este es el dialogo:
_Dime que quieres
_Pues tres potitos
_¿De que sabores?
_Uno de verduras, otro de arroz con bogabante...
_¿Arroz con bogabante? de eso no hay, ¿como va a haber potitos de eso?
_Pues yo que se, mi madre me ha dicho eso. Es que tengo la cabeza mu mala
Seguro que esto no lo habéis escuchado nunca, espero que hayáis reído un pequeño rato.
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