Un día te levantas y ya nada vuelve a ser igual. Haces las
mismas cosas de siempre, es viernes, fin de semana ¡por fin! ¿Qué podría pasar?
La mañana y la tarde transcurre como en cualquier parte del
mundo, ir al trabajo, ir al instituto… El mismo movimiento incesante de la
vida, el ir y el venir.
Son las 21.20h y la ciudad de París está llena ilusiones, de corazones, de vidas…
Alguien viendo su primer partido de fútbol en el estadio,
una reunión familiar, tal vez una pedida de matrimonio en su restaurante
favorito, asistir al concierto por el que ha estado ahorrando meses para
comprar su entrada, simplemente pasear, celebrar el cumpleaños de su hermano, una
reunión con sus amigos que están en universidades distintas y por fin han
encontrado el momento de verse…todo esto, en muchos de los casos por última
vez.
De pronto aparecen unos tipos, en distintos puntos de la
ciudad, a la vez, con la cara descubierta y armados y abren fuego,
indiscriminadamente… Quedándose para siempre en la nada el ‘sí’ o el ‘no’, algo
que decir, algo que contar, el cómo iban los exámenes, lo que estaba apunto de
conseguir… Abren fuego indiscriminadamente a las ilusiones, los corazones, las
vidas.
No muy lejos de allí: última hora. Las imágenes de
ambulancias, policías…te hacen pensar en lo peor, y acaba siendo lo peor de lo
peor. Me parece lamentable que hubiera cadenas que no se inmutaran y no
ofrecieran información, sino que siguieron con su programación de telebasura.
Tú que estabas tan tranquilo en tu casa, en el bar tomando algo
con los amigos…la noticia te da una bofetada. Y todo lo demás no importa nada, eres incapaz
de despegar la vista de la televisión o de parar de leer la última noticia
publicada, y lloras, lloras de rabia y
de impotencia, ves humanos pero no humanidad, somos nuestro peor enemigo.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? La misma pregunta, una y otra
vez, y sin respuesta.
Que triste es no poder hacer nada, solo poder escribir con
el corazón, un mensaje de apoyo, que de mucho no va a servir…
¡Basta ya! ¿Cuántas vidas no vividas van ya?
Matar a un hombre para defender una idea no es defender una
idea, es solo matar a un hombre. Matar en nombre de Dios es hacer de Dios un
asesino, dejar de seguir llenando la tierra de sangre.
Parece que tengamos que vivir con miedo porque
desgraciadamente hay ‘personas’ que
creen que pueden decidir sobre las vidas de otros.
Estos atentados sacarán lo peor de muchos: racismo,
intolerancia, ignorancia…odio. Justo lo mismo que llevan los que ponen las
bombas y matan inocentes. Espero que en
muchos otros casos saque lo mejor de nosotros y podamos hacerles frentes de la
mano de la justicia, la razón y el entendimiento. Esto no es un atentado a
Francia, es un atentado a todos.
Y hay que recordar que esto no es algo aislado, aquellos refugiados
(de los que muchos no querían que se abrieran las fronteras) vienen huyendo de
eso, porque son casi diarios los atentados y no dejan de sucederse (Beirut,
ayer también). No solo ‘Pray for Paris’,
‘Pray for the world’.
Cuánto dolor, cuánta injusticia.
Debemos dejar de mirar para otro lado. Todos somos iguales,
¡TOLERANCIA!
Un día te levantas y alguien decide acabar con tu vida, por
que sí, porque estabas allí.
¡Dejad de matar, por Dios! ¡Dejar de matar por Dios!
Un día te levantas, todo cambia y nada vuelve a ser igual.
Haces las mismas cosas de siempre, es viernes, fin de semana ¡por fin! ¿Qué
podría pasar?
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